jueves, 20 de marzo de 2008

Lino


Nos conocimos en la disco Baja Beach de Barcelona una noche del mes de agosto del 2007. Aquella noche habíamos salido Xavi, "Z" y yo a pasarlo bien, aunque es bien sabido que tres es multitud... Llevaba un rato bailando junto a la "cabina" del Dj (que era una barca!) cuando me fijé en un chico muy guapetón, aunque un poco bajito, de pelo largo y con un bonito tatuaje de un dragón en el brazo. Me puse tentadora, a mirarle, a seducirle con mi forma de bailar... y nada. En cambio, el amigo con el que estaba no me quitaba ojo y se fue acercando a bailar conmigo de una forma muy descarada. Era divertido. Pensé que, entrándole a él, me presentaría al otro... y así fue. Resultaron ser dos italianos en el último día de sus vacaciones.

¡Y qué decepción! El del pelo largo era aburrido, un soso. En cambio su amigo cada vez me parecía mejor. Su nombre era Lino, como el niño de la mantita de las tiras de Snoopy. Llevaba patillas, un bigotito como de actor latino y una perilla, era corpulento, alto y bailaba muuuy bien, con mucho estilo. Así que me quedé con él. La cosa se fue poniendo caliente... Me arrinconó contra la "cabina" y su manera de besarme, de acariciarme, prometía mucho. La forma en que tomó mis muñecas a mi espalda, con una sola mano, mientras con la otra me acariciaba, me hizo pensar en policias y me puso muy caliente. La noche se presentaba interesante.

Xavi y "Z" acabaron discutiendo (aquella noche dio para otro post, os lo aseguro), y yo me tuve que despedir de mi italiano apresuradamente, nos dimos las direcciones de correo electrónico y los teléfonos, decepcionados ambos de no poder continuar juntos.

Durante el siguiente mes estuvimos escribiéndonos mucho. Nuestra gran suerte fue que a él le encanta todo lo latino, va a clases de salsa y de tanto escuchar nuestro idioma lo habla un poquito y que a mi me encanta aprender idiomas y enseguida me hice con un diccionario de italiano y empecé a practicarlo.
Él insistía en que fuera a su casa en Turín y como yo tenía tres días libres a principios de octubre, decidí aceptar su oferta. Los dos estábamos muy ilusionados con volvernos a ver y continuar donde lo habíamos dejado.

En el aeropuerto, durante el viaje de sólo una hora y media hacia Italia, yo no dejaba de repetirme mentalmente que estaba loca, que dónde me estaba metiendo, ir así a un país extranjero, a casa de alguien prácticamente desconocido.... pero al mismo tiempo mi corazón palpitaba con fuerza y sentía mariposillas en el estómago. Estaba deseando reencontrarme con él.

Su recibimiento en el aeropuerto de Turín fue de película, con un morreo de esos que te tiran p'atrás y te dejan doblada. Fuimos abrazándonos y besándonos en su coche, en cada semáforo de camino a su casa.... que por cierto me sorprendió con lo ordenadísima y limpia que estaba, toda decorada con fotos antiguas y posters de Elvis, su ídolo, y la famosa "collezione di macchinina" del anuncio.


Nos pasamos aquel primer día haciendo el amor en cada rincón de su piso: las habitaciones, el sofá, la cocina, la ducha... y era tal y como yo lo había soñado, un amante genial, el mejor que había tenido hasta el momento. Además, descubrí que no había estado equivocada en mi intuición: aparte de trabajar en un taller de coches, lo hacía como Carabinieri (es decir, policía militar...)

Sólo paramos para comer. "¿Ti piace la pasta?" me preguntó y luego me preparó unos macarrones picantes buenísimos.

Por la noche, me llevó a cenar al local de salsa donde iba a bailar cada fin de semana, me presentó a sus amigos que, según me contaron, estaban hartos de oír hablar de mi. Me sentí halagada. Se rieron mucho de que Lino hubiera cocinado para mi, no debía ser algo frecuente... En mi honor pidieron la sangría más mala que he bebido nunca jajaa Yo no tenia ni idea de bailar salsa y no sabía dejarme llevar, así que me pasé toda la noche sentada, viéndole bailar con otras. Él me miraba con cara culpable pero a mi me estaba volviendo loca el verle en movimiento, tan sexy, tan seguro, dominando los movimientos de su acompañante con maestría... y cuando volvimos a casa, no pegamos ojo hasta altas horas de la madrugada, hablando de mil cosas y amándonos sin descanso...

Al día siguiente, hicimos turismo por Torino, me enseño los lugares más emblemáticos. Yo desconocía que también había sido sede olímpica, como Barcelona... En un puesto ambulante me compró una lámina con la reproducción de un cuadro de una chica azul y unas garzas muy bonito (que ahora cuelga en mi comedor, debidamente enmarcada y que me recuerda esos días cada vez que lo miro).



Por la noche, a cenar pizza con un amigo de la infancia y luego me presentó a una chica amiga suya y compañera de clases de salsa, que era española, del barrio de La Mina en Barcelona y que se había casado hacía años con un italiano. También había oído hablar mucho de mi y le había pedido que nos presentara para poder hablar un rato en su lengua materna.

Mi tercer y último día allí fue extraño. Durante todo el mes de septiembre había estado muy enferma y, supongo que debido al cambio de comidas, ese día tuve una recaída y estuve muy mal. Lino me cuidó con todo su cariño, se le notaba mucho lo preocupado que estaba y lo triste porque me tenía que ir. Estaba meditabundo y cabizbajo y le pregunté: "¿en que piensas?" "En ti" fue su respuesta. No pude evitar el ponerme a llorar. No me quería ir.

En el aeropuerto nos despedimos rápido porque estábamos muy emocionados y estuvimos mandándonos mensajes por sms hasta que subí a mi avión.

A día de hoy, puedo decir que seguimos escribiéndonos, que tenemos previsto volver a encontrarnos y pasar días juntos, y que me he apuntado a clases de salsa para poder bailar con él, aunque es una música que detesto.
Mi pequeño Lino, mi chico latino, mi bichito. Ti amo.
P.D. La foto en el sofá me la hizo él.... se me nota la cara de felicidad y relax...


1 comentario:

Anónimo dijo...

grazie molto mia piccola bambolina un bacio lino