El paisaje de un mar muy azul pasa por mi ventana a toda velocidad mientras vuelvo con el tren a casa. El sol asoma tímidamente entre las nubes. Atrás queda un sábado gris y mojado, lleno de dudas y un domingo en el que casi no he visto la calle.
Música "progressive" suena en mis oidos, la lista en mi Mp4 es larga, por suerte, me acompañará buena parte de las casi dos horas y media que tardaré en llegar. Eso y una libreta donde voy anotando mis ocurrencias, relatos de otro fin de semana que ha terminado siendo distinto a lo que yo esperaba.
Abro mucho los ojos, dejando entrar toda la luz de la mañana, los reflejos sobre el agua me dan vida y mi cara se ilumina con una sonrisa. I feel so fine. Such a feeling.
El Sábado trabajé por la tarde. Jose tenía que montar unas piezas en su moto, habíamos quedado que, si terminaba prontito, me diria algo, me pasaría a buscar por la noche y nos iriamos de fiesta. Pero las horas iban pasando y no sabía nada de él. Miraba constantemente el movil guardado en el bolsillo de mi uniforme pero nada. En mi media hora de merienda le mandé un mensaje. Casi una hora más tarde, en un sms me dijo que "estaba más liado que la pata de un romano"..... y nada más. En toda la tarde. Cuando a las diez volvía hacia mi casa, me sentía disgustada. Decepcionada. Desilusionada.
Estuvimos hablando por el messenger, miré los horarios de los trenes, y quedamos que yo me acercaría hasta allí por la mañana y él me recogería. Me levanté a las seis de la mañana para coger esos trenes y llegar prontito, a las nueve y media.
Desayunamos juntos y, más tarde, dormí un ratito alli.
Flashes de ese día vienen a mi mente: los dos desnudos en el sofá, yo sentada, él recostado, su cabeza en mi regazo, su cabello oscuro veteado de canas rebeldes, largo, desparramado por sus hombros, mis dedos jugando con sus mechones, su espalda pecosilla, triangular, su cintura tan estrecha, la redondez de su trasero al alcance de mi mano, la forma que tiene de encoger las piernas, la forma en que las cicatrices de su pierna reflejan la luz de la ventana.... O la imagen de mi brazo tan blanco y delicado en contraste con su mano grande y morena, que lo sujeta mientras me abraza desde atrás.... y otras que guardo sólo para mi...
Cierro los ojos, los dulces recuerdos llenan mi mente. ¿Vale la pena ir corriendo a su encuentro, esperar toda una semana para volver a verle? Si, vale la pena.
Dreaming mornings, waiting for you....
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