sábado, 28 de junio de 2008

Incendio

Ayer, al llegar al trabajo a las ocho, me encontré con que la puerta principal de la tienda estaba abierta de par en par, algo muy fuera de lo habitual, así como la puerta del almacén, por la que entramos a esas horas. El camión con el género del día aparcado enfrente, aguardando para ser descargado y mis compañeros en la calle, esperando. Además, un montón de bomberos y policía.


Había habido un incendio. Pero no era mi tienda la que había ardido, sino un par de coches en el parking de los vecinos de al lado. El problema era que la humareda se había colado por la ventilación del local y nos lo había llenado todo de monóxido de carbono y los bomberos no habían dejado entrar a los que habían llegado a las siete.


Justo cuando yo llegaba, estaban dando permiso para que pasáramos. El panorama en el interior era increíble. Todo lleno de hollín, el suelo negrísimo, todo cubierto de polvo, un pestazo a quemado....


El jefe contrató a una empresa de limpiezas para que vinieran a quitar tanto como pudieran, nosotros lo dejamos bastante bien para abrir a la hora prevista.


Pero nos pasamos todo el día repartiendo toallitas húmedas a los clientes, porque los productos de las estanterías seguían con algo de polvillo y al pasar por caja, teníamos todos las manos sucias, ellos muchas veces ni se habían dado cuenta, las cajeras nos limpiábamos constantemente, aún hoy tengo las uñas negras.

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