domingo, 31 de agosto de 2008

Agujetas

Volví a recibir noticias de Alessandro.

El mensaje que me envió me dejó asombrada. Venía con el Ave, pasábamos la noche juntos y regresaba para Madrid a la mañana siguiente, en el primer tren. ¡Uau! ¡Debí gustarle mucho! jajaja Me comentó que, si yo quería, podíamos montar una pequeña fiesta con mis amigos en alguno de los clubs de Barcelona. Contacté con Carlos y quedamos en la puerta del Rainbow a medianoche.

Bajé en el último tren hasta Sants Estació, el suyo llegaba casi a la misma hora. Al acercarme al mostrador para preguntar por dónde salía la gente del Ave, una mano me tomó del hombro. Era él. Muy guapo y sonriente, con esos deslumbrantes ojos de zafiro.

Decidimos ir a la zona de Nou Barris, buscar un sitio donde comer algo y llegar dando un paseo a nuestro destino. Nos acercamos con un taxi hasta Fabra i Puig. Cenamos en un restaurante tipo taberna vasca llamado Txapeldun. Yo pedí una ensalada variada y un carpaccio de lacón y Alesandro prefirió churrasco. Pasamos un rato genial con una buena conversación y muchos planes para la noche.

Luego, con la compañía de la brisa fresca de la noche, fuimos subiendo tranquilamente. No tuvimos que esperar mucho hasta que llegó Carlos. Es futbolista profesional, rubio, ojos muy azules, de pecho amplio y muslos duros como el acero. Le gusta el BDSM, es un Master realmente capacitado, con mucho ingenio, sentido del humor y fuerza. Y siempre me lo paso genial cuando estamos juntos.

Nos tomamos algo juntos en el interior, enseñamos a Ale el local y nos pusimos cómodos. Realmente memorable el rato que me hicieron pasar estos dos caballeros en el sofá, compartiéndome entre los dos generosamente sin acaparar. Carlos sabe además perfectamente como conseguir un squirting y me temo que les dejé el suelo bastante mojado...

En la cama grande me hicieron sudar de lo lindo. Cuando estuvimos un poco cansados de jugar juntos (este par de máquinas me tenían ya casi agotada), empezamos a darnos cuenta de que, pese a lo tarde que era (más de las dos de la mañana) y pese a que era sábado, el local no acababa de llenarse y los que habían no parecían muy dispuestos a interactuar con nosotros o no nos atraían.

Carlos nos comentó que el local de moda ahora era el nuevo "6 y 9" en Sants y que los sábados se ponía hasta la bandera de gente.... Yo había elegido el Rainbow porque me gusta mucho y porque guardo muy buenos recuerdos de otras ocasiones en que he estado allí... Así que, sin tener que hablarlo mucho, decidimos mudarnos al 6 y 9.

María, la dueña, nos recibió en la puerta y, con mucha tristeza, pues conoce a Carlos y sabe que es de fiar, nos dijo que el local era sólo para parejas y no pudimos entrar. Nos recomendó que fuéramos al Libert, pero al intentarlo allí, tampoco nos dejaron pasar. Aforo completo, dijo el de la puerta, aunque acabábamos de ver salir a seis personas... Yo creo que ya tenían ganas de cerrar...

Mi futbolista había de madrugar para un partido, así que se dio por vencido y nos dejó a Alessandro y a mi con sus mejores deseos de que disfrutáramos lo que quedaba de noche. Mi italiano y yo decidimos volver a probar suerte en el 6 y 9 y esta vez sí entramos. Y nos divertimos mucho hasta pasadas las cinco de la mañana.

De nuevo en Sants Estació, esperamos a que abrieran la cafetería y desayunamos juntos y, al poco, mi niño de ojos de zafiro volvía a la capital, cansado pero contento y yo con el Cercanías hacia mi casa, en la misma situación...

El domingo, prácticamente lo he pasado durmiendo..... Tengo unas agujetas que casi no puedo moverme. Ay! ¡Me hago mayor! ¡Tanto sexo no puede ser bueno! ¿Verdad? Jajajajaaaaaaaaaa.......

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