martes, 12 de agosto de 2008

Saber que te has enamorado

Cuando me enamoro, conozco el momento exacto en que me doy cuenta. Esos recuerdos permanecen como un punto de inflexión en mis relaciones. Algo para recordar siempre.


Recuerdo a Germán, sentado dos pupitres a mi derecha, con un jersey amarillo, muy triste porque esa tarde le habían atracado y le habían robado la cadena de oro que solía llevar. Recuerdo la diminuta gota de sangre que se deslizaba suavemente por su cuello, justo en el punto en que le habían puesto la amenazadora navaja con que lo intimidaron. Y era tan dulce en su tristeza que supe que lo amaba. Y nunca le he olvidado, estuve tres años sin verle y seguía pensando en él.

Recuerdo la discoteca RK3 en la Meridiana en Barcelona, la primera vez que fui allí, acompañando a un amigo y su novia. Me presentó a un conocido suyo del barrio, un tal Fran. Un rato después, yo estaba bailando junto a la pista y él estaba delante mio, dándome la espalda. Comenzó a sonar una canción de Madonna, "Express yourself". Yo ese día iba vestida como ella en el vídeo. Justo en ese instante, Fran se giró y me miró a los ojos. Su mirada prometía ¡tantas cosas!, decía "yo puedo cambiar tu mundo de arriba a abajo, darte todo lo que desees..." y me hizo temblar. Fue un flechazo en toda regla. Supe que quería estar con él para siempre. Y me casé con él, estuvimos dieciseis años juntos... y aún pienso en él muy a menudo, aunque no siempre cosas buenas.

Recuerdo estar en casa de Juan, tumbada en su cama, desnuda, tapada solamente con una sábana blanca, después de haber echado un buen polvo. Él estaba en el baño, sólo con una camiseta, todo despeinado, lavándose la cara. Y tenía un aspecto tan indefenso y cansado mientras se contemplaba en el espejo que, en ese instante, supe que le quería y que sería feliz estando con él. "Hay más días que longanizas" me contestó cuando comentamos luego en la cama que había cosas que aún no habíamos probado juntos. Irónicamente, fue la última vez que nos acostamos. Pasé meses llorando su pérdida y su traición.

Recuerdo a Jose vestido sólo con unos tejanos claros, entrando en su cocina para preparar la cena, su cabello largo y oscuro, la forma de su espalda. No pude evitar salir corriendo tras él y abrazarme a su cuerpo, queriendo formar parte de él, de darle todo mi cariño... Recuerdo sus ojos asustados, su sonrisa tímida, mientras me decía: "Mónica, me estoy enamorando..." "¿Y eso es malo?" le contesté. "Sí, porque me harás daño..."

Germán y la gotita de sangre en su cuello, la mirada de Fran en la pista de baile, Juan despeinado en el baño, Jose entrando en la cocina.... Estrellas en el firmamento de mi vida.

No hay comentarios: