sábado, 2 de agosto de 2008

Escapada a Sitges

Xavi y yo ya hemos asistido a varios de los Festivales de Conrad Son, así que sabemos cómo funcionan, a saber, empiezan tarde y acaban a las tantas de la madrugada si te quedas hasta el final, que es lo que solemos hacer nosotros. Así que pedí un día de fiesta en el trabajo y miramos de alquilar una habitación de hotel lo más cerca posible, así cuando terminara el show el viernes noche (la madrugada del sábado, en realidad) podríamos ir a dormir pronto.

Pero lo único que pude conseguir para ese fin de semana fue un apartamento en Sitges. En el mismo pueblo de Cubelles estaba todo lleno, y lo que no lo estaba, me pedían al menos reservar una semana.

Me pareció estupendo. Me encanta Sitges. Cada año me escapo allí para ver lo que organizan por el Festival de Cine Fantástico y de Terror, comprar alguna camiseta, chapa o taza conmemorativa. Me gustan sus callejuelas llenas de gente y comercio, bulliciosas por el turismo, el rumor del mar, sus playas de cantos rodados, un hotel en cada esquina, casas fastuosas en primera linea de playa, el ambiente alegre (jaja eso tiene doble sentido si lo traduces al inglés)...



El apartamento, dentro del Hotel Sunway Golf Playa, estaba bastante bien, es el tipo de piso que me gusta, todo a la mano, sencillo, un balcón con vistas a la piscina, cocina americana y un gran cuarto de baño. Y el hotel disponía de gimnasio, dos restaurantes, un super y la mencionada piscina que podíamos utilizar sin problemas.

Llegamos el viernes noche, dejamos las mochilas, nos pusimos guapos y fuimos a Cubelles. El sábado me levanté pronto y bajé a comprar al pequeño supermercado que había en los bajos del hotel cuatro cosas para tener de comer, cenar y desayunar el domingo. ¡Dios! ¡Qué precios más abusivos! Me llevé lo más imprescindible.

Estuvimos en la playa un rato, más disfrutando del aire junto al mar que del sol, pues había empezado a nublarse. Nos zampamos una ensalada de arroz que había dejado en la nevera y nos echamos una siestecilla.

Luego por la tarde, caminamos por todo el Paseo Marítimo hasta el centro del pueblo, miramos tiendas, cenamos en un burguer, volvimos dando otro paseo bajo la luz de la luna, mirando a la gente con la que nos cruzábamos y haciendo broma. Llegamos pronto, así que Xavi aprovechó para pasar las fotos de la cámara al ordenador portatil que nos habíamos traido al fresquito en la terraza mientras yo leía comodamente tumbada en el sofá del comedor.

A la hora prevista, nos acicalamos y otra vez al show del Cubelleserótica.cat!

A las siete de la madrugada caíamos rendidos en la cama, dormimos lo que nos dejaron los del hotel, que a la una estaban llamando para que abandonáramos el estudio. Desayunamos rápido, recogimos todos los trastos y salimos de vuelta a Terrassa para no pillar mucha caravana.

Una escapada deliciosa a uno de mis pueblos favoritos. He de volver a hacerlo, pero para unos cuantos días más, que dos han sido muy poco. ¿Alguien se apunta?

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