jueves, 22 de abril de 2010

Dos dias y medio en Alicante

Por un momento, pensé que no llegaría a tiempo....


Me cambié de ropa al terminar mi jornada a las tres de la tarde y salí pitando con mi "trolley". Un cuarto de hora más o menos hasta la estación de Terrassa y casi una hora de trayecto hasta Barcelona. Mi tren para Alicante salía a las cinco.... Justísimo...


Al llegar al andén, ya vi que algo no iba bien: todas las lineas hacia Barcelona terminaban en Sant Andreu Arenal, debido a las obras del AVE en la estación de Sagrera. Eso quería decir que no podría hacer mi trayecto directo hasta la estación de Sants para coger mi tren hasta Alicante, tendría que hacer obligatoriamente un transbordo, lo que me haría perder valiosos minutos....


Todo el trayecto estuve debatiéndome entre tomar el metro de Fabra i Puig hasta Sagrera y allí cambiar a la linea azul hasta Sants o continuar en la roja hasta Clot y allí cambiarme a un tren hasta Sants.... No tenía ni idea de los horarios de trenes, así que fui sobre seguro, que los metros pasan cada tres minutos y me decidí por la primera opción, aunque fuera algo más movida (subir y bajar montones de escaleras, patearme varios largos pasillos...) Casi me tiro de los pelos cuando vi que también la linea azul estaba en obras y iba algo lenta...Aaaarrggghhh!!!! ¡¡Que no llegooooo!! ¡¡Vamos, vamos, vamoooos!!
El Talgo cierra sus puertas dos minutos antes de su salida, pero a menos cuarto yo ya estaba allí, sudando como una cerda, después de haber corrido por los andenes de media Barcelona, ¡pero a tiempo! ¡Alicante, allá voy!


Algo más de cinco horas de trayecto. Escuché música en mi mp3 hasta que me dolieron los oídos, contemplé paisajes hasta que se hizo de noche, me comí un bocadillito que traia preparado y bebí refresco de fresa del Mercadona, vi una película muy tonta de la que desconozco el título ni tengo interés en averigüar, estuve terminando de leer el libro de Zulema Serrat "Inteligencia Sexual".... Incluso tuve un pequeño percance: mi querido collar de bolitas blanco y transparente se rompió y casi pierdo mi colgante del Dragón que me regaló Xavi. Por suerte logré salvarlo, al quedarse enganchado dentro de mi sujetador.
Llegué pasadas las diez y media de la noche.


En la estación de Alicante me esperaba Andrés. Mi primera impresión fue que era mucho más bajito de lo que esperaba. Embutido en un estrechísimo tejano, botas vaqueras, una camisa verde oliva, y una chupa negra, tenía un aspecto juvenil. Su voz y su manera de hablar resultaban delicadas.


Me acompañó paseando hasta mi hotel, el NH Cristal, situado apenas a quince minutos de la estación, en una zona muy céntrica. Me registré y subimos a dejar mis cosas en la habitación, que era minúscula, con una camita sólo para una persona. Luego fuimos a cenar a un cercano restaurante de estilo italiano. Compartimos una pizza vegetal para los dos. Charlamos mucho. Luego volvimos al hotel.


Descubrí que tiene un culete estupendo y unas preciosas piernas.... y aunque no fuera un gran amante, le puso bastante empeño....


Después se fue a dormir a su casa y yo me quedé un rato viendo la tele antes de dormirme.


La mañana del domingo, nos encontramos a eso de las diez y media y nos fuimos a desayunar. Vestía el mismo conjunto de tejano y camisa verde, aunque esta vez había dejado su chaqueta en casa. Me comentó que sus padres pensaban que ese "look" le hacía parecer un macarra.... Pero a mi me parecía muy tierno. Me hizo recordar a Jordi (al que Fran llamaba despectivamente "El Chabola") uno de mis ex de quinceañera, que sólo tenía un jersey y un pantalón "modernos"... Tengo una gran deuda con él, espero encontrarlo algún día... Pero esa es otra historia :P


Cogimos un taxi y nos acercamos a su casa. Me enseñó el locutorio desde el que se conecta, justo frente a su puerta e incluso entramos y me presentó a la mujer del dueño. Es el suyo un inmueble muy antiguo, sin ascensor. Allí habían vivido sus abuelos, que lo criaron, y ahora pertenecía a sus padres, aunque vivían solos su hermana y él. Estaban de reformas, todo patas arriba, lleno de sacos y polvo y cosas fuera de lugar. Pensé en cuantas veces me habré quejado yo de lo desordenado que está mi piso....

Su habitación me dio mucho morbo, incluso le pregunté, provocadora, estirada en su camita, si había pensado muchas veces en tenerme allí... y claro, la respuesta fue sí.... y una cosa llevó a la otra... Ahora tendrá más motivos para soñar conmigo cada vez que se acueste en ella jeje...


Luego paseamos por Alicante bajo un sol estupendo, cogiditos de la mano, hablando un poco de todo.
Me gustó lo animada que estaba la gente, la sentí una ciudad muy viva. En muchos rincones, me recordó a mi querida Barcelona, los puestecillos de artesanos en la Explanada (iguales a los de la Rambla Santa Mónica), la zona portuaria, con un gran casino, las enormes playas llenas de gente...


Me llevó a un centro comercial llamado Panoramis desde el que me enseñó el lugar donde él trabaja, justo a su lado. Comimos en un bonito restaurante con vistas al puerto un rico "arroz a la alicantina" (una paella de pollo y marisco).


Luego seguimos paseando por la playa, que estaba llena de gente. A media tarde, al comentar que tenía mucha sed, fuimos buscando un sitio donde tomar algo y acabamos de vuelta en el Panoramis y por fin nos sentamos en una terracita a tomar un refresco. Mi pie ya casi me tenia gritando de dolor, pero aunque me quejé un poco, no quería hacerme pesada.


De vuelta en el hotel, tuvimos una sesión muy muy larga de sexo. Exageradamente larga, a mi parecer... Cuando alguien lo hace durar demasiado, me agobio. Pienso que no está disfrutando lo suficiente como para dejarse llevar por las emociones....


Cenamos en un chino y nos fuimos de fiesta por la zona de locales, que me gustó un montón. Bailamos algo y tomamos una copa en uno de ellos, "La Biblioteca", que tiene tres pisos, hasta más de las dos de la mañana.


A la vuelta, dimos con un sex-shop que estaba abierto y entramos a curiosear. Le pregunté al chico del mostrador si tenían mi película y se produjo un momento muy cómico: la tenía para alquilar, guardada en una cajita de plástico negro y, al abrirla, miró la foto del disco, luego a mi, otra vez al disco y dijo "¡alaaa!" jajajaa Saludé con la mano diciendo "¡Hola! Soy yo..." Me comentó que estaba teniendo muy buena aceptación, que la alquilaban mucho. Andrés botaba a mi lado como un niño, preguntando si la podía comprar. Y se la llevó, a pesar de que no tiene DVD para verla.... Le puse una dedicatoria y un beso. ¡Mi primer autógrafo!



El lunes desayunamos juntos y cogimos el Tram hasta Benidorm. De nuevo, Andrés vino con su ropa "de macarra", cosa que ya me sorprendió: no se, yo venía de Barcelona para tres días con una maleta con varios conjuntos y él, que vive aquí, no se había cambiado ni una sola vez, creo que es importante la imagen que das cuando se trata de seducir a una persona en tan poco tiempo.... Y no es que, como aquel Jordi de mi juventud, no tuviera nada más, porque el día antes en su habitación me había estado enseñando su armario... Por cierto ¿quien hace eso con las visitas?....

Impresiona la cantidad de hoteles que hay en Benidorm. Y la de gente mayor. Había una buena caminata hasta la zona central, pasamos por muchísimos puestecillos de recuerdos, también de ropa, donde me compre varios conjuntos muy sexys y muy bien de precio y un imán para la nevera. El pie me estaba matando, en varias ocasiones le pedí a Andrés que nos sentáramos un rato para descansar. Llevaba ya varios días forzándolo y estaba llegando a mi límite.
Nos hicimos fotos en la Plaça del Castell y terminamos comiendo en un restaurante muy de diseño llamado Endavant: unos "escamarlans" (cigalas), de nuevo una paella, muy sabrosa y un postre de fruta variada... Un sitio de buena cocina y excelente servicio, que recomiendo absolutamente.

En el sofisticado baño del restaurante


Luego seguimos dando vueltas por el centro. A eso de las siete ya no aguantaba más, le pedí que volviéramos para la estación del Tram. Me dijo "por allí", señalando justo por donde habíamos venido. Yo sabía, sin lugar a dudas, que "por allí" no era, no quería seguir forzando el pie, que me dolía a rabiar y, casi sin darme cuenta, por el cabreo, el desánimo, el dolor, empecé a llorar, lagrimones gordos como puños. "¿En serio te duele tanto? Pensaba que lo decías de broma..." Si las miradas mataran.... Se puso todo nervioso, consciente de su error. Nos metimos en una granja, desde donde Andrés llamó a un taxi, que nos acercó a la estación, que estaba realmente lejos. No hubiera llegado andando....

El camino de vuelta, casi sin hablar. Andrés disculpandose una y otra vez, yo quitándole hierro al asunto. Me acompañó a la habitación, estuvo un rato y luego volvió a su casa. Se ofreció mil veces a acompañarme de madrugada hasta el tren que me llevaba de vuelta a Barcelona, pero preferí moverme a mi ritmo.
El viaje de regreso a Barcelona se me hizo bastante pesado. Sobre la una ya estaba en mi casa. Un poco de relax y de vuelta al trabajo.
Aunque Alicante me ha encantado y pienso volver, llegando incluso un poco más lejos, hasta Orihuela, lo que ha sido mi encuentro con Andrés me ha dejado bastante decepcionada. No es mal tipo, a pesar de todo me pareció atento y cariñoso pero, a estas alturas de la película, no puedo estar cuidando de un "niño" de 44 años, que apenas sabe nada de la vida. Seremos amigos, quizás nos volveremos a ver.... pero no va a ser el que me haga perder la cabeza.

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