Sábado 6, mi tren sale a las ocho. Xavi me lleva a Sants-Estació. Supongo que está deseando verme marchar, tener campo libre... Llevaba varios dias muy raro, limpiando mucho la casa (¡hasta el techo de aluminio del baño!), preguntándome inocentemente si tengo planes para el Puente, cuando tengo los papeles de los billetes del tren y la reserva del hotel justo encima de la mesa y tiene que haberlos visto sin duda... hasta que descubrí que una amiga suya viene desde Cádiz a pasar estos días con él ("y no le ha podido encontrar hotel donde alojarse", pffff!!!! ya, seguro!!!....) y va a quedarse en mi casa mientras yo no estoy. Me mosquea la idea de que una extraña se aloje en mi pisito, pero prefiero no pensarlo y continuar con la ilusión que me hace mi viaje. Ya hablaremos cuando vuelva....
Me llega un mensaje de Jon. Había "overbooking" en el autocar que pretendía coger y se ve obligado a coger el siguiente. Llegará algo más tarde, pasada la hora de comer. Así que me entretengo dándome una buena ducha (por cierto, genial combinación poner Splash Fm en la ducha jaja), viendo la tele, bailando y haciéndome fotos por la habitación.
Cerca de las tres de la tarde, Jon me avisa de que ya está llegando en un taxi. Le digo que le esperaré en la recepción. Mi vestido es negro y el asiento, de esos tipo años 60, como una esfera cortada para poder sentarse dentro, tambien es negro, así que no se me ve demasiado. Él entra y le dice a la recepcionista que está en la 205 y que ha quedado con una amiga en el vestíbulo. "¿Y no te sirvo yo?" le pregunto, entre risas, saliendo de mi escondite. Nos abrazamos y subimos para dejar su mochila. Y pasamos la tarde juntos, conversando y divirtiéndonos.... Jon es moreno, bastante alto, con pinta de estudiante, poco pelo, gafitas sobre unos ojos de pobladas pestañas, oscuros pero muy dulces y infantiles y una sonrisa encantadora. Enseguida ha habido buena química entre nosotros.
Llega la noche y los dos estamos muertos de hambre. Damos una vuelta por el centro, buscando un buen sitio, pero acabamos cenando en el Vip's, yo una ensalada y él una pizza gomosa. Un servicio horrible y una comida bien mala para lo caro que es. Volvemos a la habitación y vemos juntos un episodio de "Los Soprano", serie de la que había oido hablar pero que nunca había visto. Antes de que termine él ya se ha dormido... Ha sido un día agotador. Es una sensación extraña dormir a su lado: no se mueve, casi no respira, a veces me lo quedo mirando fijamente, temerosa de que se me haya muerto...
El domingo 7 nos levantamos tarde pero animados y nos damos una ducha. Antes de bajar a desayunar, me pregunta a que hora sale mi tren... Estoooo.... mi tren sale ¡mañana lunes!... En cambio, su autocar de vuelta sale esa misma tarde, así que nos lo tomamos con calma y vamos dando un paseo hasta la Estación, por el camino por donde yo vine y comemos en el McDonalds del centro comercial. Le sabe mal que no nos hayamos entendido con las fechas y que me vaya a dejar sola un dia entero, en vez de aprovecharlo a mi lado. Al menos puedo decir que este vasco se ha ido sabiendo un poco de catalán: "Estic rebentat" repetía una y otra vez, el pobre...
Regreso al hotel, paseando sin prisa, aprovechando para hacer algunas fotos, comprar algún souvenir y pasarme a ver el Ebro. Me entretengo en mi habitación hasta que es hora de cenar y bajo a un restaurante chino cercano a comer hasta no poder más. Las penas con pan son menos, que se dice... Casi tengo que volver rodando jeje Una vez en mi amplia camita, vuelvo a ver "Troya", aprovechando que esta tele me da la opción de verla en versión original con subtítulos.
El lunes amanece feo. Está muy nublado, chispea y amenaza con llover con fuerza. Por suerte también he traido mi paraguas rojo. Tras el desayuno me despido del hotelito y me paso por la consigna de la Estación a guardar mi maleta mientras yo curioseo por Zaragoza. Visito un mercadillo callejero y me monto en las cabinas que llevaban al recinto de la Expo, que terminó en Septiembre. El Puente del Milenio es muy bonito, muy "Calatrava" jajaja pero lo que fueran las instalaciones, completamente abandonadas ahora, estan a medio desmontar, dándo un aspecto muy lúgubre a la zona.
De nuevo en el centro comercial, que ese lunes está casi muerto, sin tiendas abiertas ni gente, como en un restaurante un plato combinado. En la Estación de Delicias, me compro un par de libros que me ayudan a pasar un rato entretenido hasta que llega mi AVE de regreso a Barcelona, donde hago transbordo y cojo otro tren hasta Terrassa. El bus me deja en la puerta de casa.
Estoy casi muerta de cansancio, pero me lo he pasado muy bien. Jon es un encanto de niño y Zaragoza es impresionante. Espero volver a ir, creo que me ha quedado mucho por ver y conocer... Y me sigo escribiendo con Jon por el messenger. La próxima vez, con más tiempo, quizás hasta me acerque yo a Bilbao, quien sabe...
1 comentario:
lo de Bilbao está hecho....bessosss
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