Recuerdos, vivencias, ocurrencias.... todas esas pequeñas cosas que hacen que yo sea yo
miércoles, 31 de diciembre de 2008
Balance del 2008
lunes, 29 de diciembre de 2008
Vampiro
jueves, 25 de diciembre de 2008
La invasión de los Wiwichus
miércoles, 24 de diciembre de 2008
El blog de Fetish
lunes, 22 de diciembre de 2008
Down
viernes, 19 de diciembre de 2008
Gonzalo
jueves, 18 de diciembre de 2008
En el Hospital
Estaba aterrorizada. No me sentía preparada para volver a ver a mi familia, no me veía capaz de no ponerme a llorar desconsoladamente al ver a mi abuela tan enferma, o al ver a alguien emocionarse... pero aún y así sabía que era algo que debía hacer, no querría que ninguna de ellas me dejara sin demostrarles que las quiero muchísimo.
Así que esa tarde llegué prontito a Barcelona con el tren y me acerqué hasta el Hospital de San Pablo. Había quedado con ella en la salida del Metro, pero tuve que entrar en un bar cercano para ir al lavabo y aproveché para tomar un café. Al salir me encontré con la sorpresa: mi hermana Mireia no venia sola, allí también estaban mis otros dos hermanos, Miguel Ángel y Susana. Hacía años que no estábamos juntos los cuatro, y fue un momento muy especial...
Casi nos perdemos por los pasillos del hospital, tan largos, tan iguales. Es una ampliación del de toda la vida, todo es nuevo, muy moderno y amplio.
El recibimiento fue muy emotivo, pero conseguí no caer en las lágrimas, darle muchos ánimos y apoyo a mi abuela. Me parecía una muñequita, tan blanca, tan pequeña, con esa piel tan translúcida y esos ojos tan bonitos y peculiares, entre grises y verde agua. Siempre ha sido una flor delicada, alergica a muchísimos medicamentos (incluida la penicilina), con problema de tiroides... Hacia varios dias que no comía, que la tenían sólo con suero. Le explicamos mil cosas para distraerla. Fueron llegando más gente que hacía muchísimo que no veia: mis tios Miguel y Pepe; Sole, amiga de mis padres; mi cuñado Jordi, marido de mi hermana Susi. Me gustó reencontrarme con ellos.
Me gustó especialmente volver a estar con mi hermana Susana. Creo que, a pesar de llevar toda la vida juntas (nos llevamos poco más de un año) y de compartir habitación hasta que me fui de casa de mis padres, a pesar de haber vivido mil cosas juntas, siempre hemos sido muy distintas, nos faltaba madurar para encontrar ese punto de unión que nos faltaba. Ahora la siento mucho más cercana y quisiera conocerla mucho mejor. Cuando ella y Jordi me dejaron junto a la estación y nos despedimos con un abrazo y un "te quiero mucho", no pude evitar irme llorando, pero felíz.
Pero la historia que nos dejó alucinados en el hospital, nos la contó mi abuela.
Estaba ingresada en otro hospital antes de venirse a este y, esperando allí frente a un ascensor, con un camillero que la llevaba a hacer unas pruebas, se le acercó un viejecillo con cara de asombrado, mirándola fijamente. "¿¿Juanuchiña?? ¡¡Juanuchiiiñaaaaa!!¡¡El amor de mi vidaaaaa!!".... Este señor había sido pretendiente de mi yaya Juana cuando, de jovencita, vivía en su Galicia natal, pero ella se enamoró de un catalán, mi abuelo, y se casaron y vinieron a vivir a Barcelona. "Eras tan hermosa, tu rostro no se me olvida, lo llevo grabado en mi memoria..." le iba diciendo este hombre... Imagina la cara que ponian mi abuela y el camillero, allí los dos con la boca abierta... como nosotros escuchándola... El viejecito le explicó que incluso acudió a la iglesia a verla casarse, para perder toda esperanza, pero que jamás la había olvidado. ¡¡Que bonitoooo!! Estando en aquel otro hospital, un dia que tenian que trasladarla, no fueron capaces de encontrar una silla de ruedas y la arrastraron entre dos personas e incluso la empujaron groseramente para subir a la ambulancia. Cuando este buen hombre se enteró, montó un pollo monumental, exigiendo que la llamasen y se disculpasen con ella... ¡y al final lo consiguió! Él le contó que estaba viviendo con una pareja que le cuidaba, que incluso tenía un cochecito, que podrían quedar para dar una vuelta... Pero por la cara que ponía ella cuando lo contaba, no creo que lo haga nunca...
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Costumbres tontas
Pensando en ello en mi media hora de descanso, me doy cuenta de otra cosa que hago todos los dias, casi sin darme cuenta y que está allí mismo, ante mi, en la mesa:
martes, 16 de diciembre de 2008
Tarde bien aprovechada
lunes, 15 de diciembre de 2008
Bettie Page
domingo, 14 de diciembre de 2008
Una noche variada
martes, 9 de diciembre de 2008
No somos nadie
lunes, 8 de diciembre de 2008
Puente
Sábado 6, mi tren sale a las ocho. Xavi me lleva a Sants-Estació. Supongo que está deseando verme marchar, tener campo libre... Llevaba varios dias muy raro, limpiando mucho la casa (¡hasta el techo de aluminio del baño!), preguntándome inocentemente si tengo planes para el Puente, cuando tengo los papeles de los billetes del tren y la reserva del hotel justo encima de la mesa y tiene que haberlos visto sin duda... hasta que descubrí que una amiga suya viene desde Cádiz a pasar estos días con él ("y no le ha podido encontrar hotel donde alojarse", pffff!!!! ya, seguro!!!....) y va a quedarse en mi casa mientras yo no estoy. Me mosquea la idea de que una extraña se aloje en mi pisito, pero prefiero no pensarlo y continuar con la ilusión que me hace mi viaje. Ya hablaremos cuando vuelva....
Me llega un mensaje de Jon. Había "overbooking" en el autocar que pretendía coger y se ve obligado a coger el siguiente. Llegará algo más tarde, pasada la hora de comer. Así que me entretengo dándome una buena ducha (por cierto, genial combinación poner Splash Fm en la ducha jaja), viendo la tele, bailando y haciéndome fotos por la habitación.
Cerca de las tres de la tarde, Jon me avisa de que ya está llegando en un taxi. Le digo que le esperaré en la recepción. Mi vestido es negro y el asiento, de esos tipo años 60, como una esfera cortada para poder sentarse dentro, tambien es negro, así que no se me ve demasiado. Él entra y le dice a la recepcionista que está en la 205 y que ha quedado con una amiga en el vestíbulo. "¿Y no te sirvo yo?" le pregunto, entre risas, saliendo de mi escondite. Nos abrazamos y subimos para dejar su mochila. Y pasamos la tarde juntos, conversando y divirtiéndonos.... Jon es moreno, bastante alto, con pinta de estudiante, poco pelo, gafitas sobre unos ojos de pobladas pestañas, oscuros pero muy dulces y infantiles y una sonrisa encantadora. Enseguida ha habido buena química entre nosotros.
Llega la noche y los dos estamos muertos de hambre. Damos una vuelta por el centro, buscando un buen sitio, pero acabamos cenando en el Vip's, yo una ensalada y él una pizza gomosa. Un servicio horrible y una comida bien mala para lo caro que es. Volvemos a la habitación y vemos juntos un episodio de "Los Soprano", serie de la que había oido hablar pero que nunca había visto. Antes de que termine él ya se ha dormido... Ha sido un día agotador. Es una sensación extraña dormir a su lado: no se mueve, casi no respira, a veces me lo quedo mirando fijamente, temerosa de que se me haya muerto...
El domingo 7 nos levantamos tarde pero animados y nos damos una ducha. Antes de bajar a desayunar, me pregunta a que hora sale mi tren... Estoooo.... mi tren sale ¡mañana lunes!... En cambio, su autocar de vuelta sale esa misma tarde, así que nos lo tomamos con calma y vamos dando un paseo hasta la Estación, por el camino por donde yo vine y comemos en el McDonalds del centro comercial. Le sabe mal que no nos hayamos entendido con las fechas y que me vaya a dejar sola un dia entero, en vez de aprovecharlo a mi lado. Al menos puedo decir que este vasco se ha ido sabiendo un poco de catalán: "Estic rebentat" repetía una y otra vez, el pobre...
Regreso al hotel, paseando sin prisa, aprovechando para hacer algunas fotos, comprar algún souvenir y pasarme a ver el Ebro. Me entretengo en mi habitación hasta que es hora de cenar y bajo a un restaurante chino cercano a comer hasta no poder más. Las penas con pan son menos, que se dice... Casi tengo que volver rodando jeje Una vez en mi amplia camita, vuelvo a ver "Troya", aprovechando que esta tele me da la opción de verla en versión original con subtítulos.
El lunes amanece feo. Está muy nublado, chispea y amenaza con llover con fuerza. Por suerte también he traido mi paraguas rojo. Tras el desayuno me despido del hotelito y me paso por la consigna de la Estación a guardar mi maleta mientras yo curioseo por Zaragoza. Visito un mercadillo callejero y me monto en las cabinas que llevaban al recinto de la Expo, que terminó en Septiembre. El Puente del Milenio es muy bonito, muy "Calatrava" jajaja pero lo que fueran las instalaciones, completamente abandonadas ahora, estan a medio desmontar, dándo un aspecto muy lúgubre a la zona.
De nuevo en el centro comercial, que ese lunes está casi muerto, sin tiendas abiertas ni gente, como en un restaurante un plato combinado. En la Estación de Delicias, me compro un par de libros que me ayudan a pasar un rato entretenido hasta que llega mi AVE de regreso a Barcelona, donde hago transbordo y cojo otro tren hasta Terrassa. El bus me deja en la puerta de casa.
Estoy casi muerta de cansancio, pero me lo he pasado muy bien. Jon es un encanto de niño y Zaragoza es impresionante. Espero volver a ir, creo que me ha quedado mucho por ver y conocer... Y me sigo escribiendo con Jon por el messenger. La próxima vez, con más tiempo, quizás hasta me acerque yo a Bilbao, quien sabe...
martes, 2 de diciembre de 2008
Conquista
lunes, 1 de diciembre de 2008
El regalo de Irene
Como despedida, pues ya terminan los dos meses pactados y me vuelvo a mi tienda de siempre, me invitó a pasar la tarde con ella y su marido en la sede de los Minyons de Terrassa. Sentía mucha curiosidad y acepté.
Para los que no sepan de las costumbres de Cataluña, os explicaré una muy característica: las torres humanas o Castells. Subidos unos en los hombros de otros, esta gente tan osada levanta pilares humanos y nos dejan con la boca abierta a los demás. Mucha práctica, disciplina y trabajo en equipo. Son los "castellers". Y los Minyons se han ganado una merecida fama de ser muy buenos, dándole popularidad a la ciudad de Terrassa. Son facilmente reconocibles por su uniforme de camisa lila claro y fajín negro.