viernes, 3 de octubre de 2008

Cambio de tienda

Mi jefe y el encargado de mi turno me llamaron una tarde para que fuera al despacho a hablar. Muchas ideas cruzaron por mi mente, pero lo que me esperaba fue una auténtica sorpresa. Me propusieron cambiar de tienda un par de meses, en absoluto como método disciplinario, sino más bien para hacer un favor y ganar méritos en mi historial en la empresa. Yo ya había estado trabajando en el local al que me mandarían y tenía muy buenos recuerdos, así que no fue difícil convencerme.

Mi nueva tienda está en la otra punta de la ciudad, así que si antes salía de casa diez minutos antes de mi hora de entrada, ahora tardo una hora en llegar. Cuando estoy en el turno de mañana me pego unos madrugones de órdago y estoy en casa para comer a eso de las cuatro...Y cuando voy de tarde, he de salir al mediodía, casi sin comer y, al terminar, hay muy pocos autobuses para volver. Por suerte, el jefe de allí me ha arreglado el horario cuando estoy de tarde y salgo una hora antes (también entro una hora antes, no penséis que me lo regalan) y regreso a mi casa sobre las diez, que no está mal.

Aunque el trabajo, evidentemente, es el mismo, se hacen muchas cosas de forma diferente. La gente me ha acogido con mucho cariño (la mayoría jaja), muchas chicas ya se acordaban de mi de la otra vez que estuve en esta tienda (es que dejo huella por donde paso...). Y luego están las que yo llamo "El Club de la Comedia", que me ponen buena cara por delante y me masacran por la espalda... pero, ¿no pasa eso en todos los trabajos? A mi, realmente, me da igual. No me importan lo suficiente para que me afecten sus opiniones. No es por mi, lo harían igual fuese quien fuese, soy "la nueva" y, aunque no sepan nada de mi, su deber es criticarme... Hay un par de chicas, en cambio, con las que he conectado inmediatamente, nos hemos hecho muy amigas y me encanta estar con ellas.

Para los que conocen mi afición al número dos, una curiosidad: el primer día, la encargada de mi turno me entrega la llave de mi taquilla: la número 22 del vestuario de los chicos (jeje) y me dice que estaré toda la mañana en la linea de cajas número 2, caja 22, como segunda cajera. Y yo pensé "me parece que me va a pasar algo especial aquí..." jajaja Y puede que haya algo en marcha... mmm... si surge ya lo explicaré...

Hecho mucho de menos a mi gente, sobre todo, aunque parezca mentira, a mi jefe. Ahora veo lo bueno y amable que es con nosotros, siempre con buen humor, haciendo bromas, siendo uno más del equipo. El jefe de aquí es muy autoritario. La plantilla le tiene mucho respeto, rayando el miedo. Cuando no está en la tienda se nota un agradable cambio, la gente se comporta con mucha más naturalidad. Muchas veces recuerdo a mi jefe diciéndome que yo soy demasiado estricta cumpliendo las normas... ¡Aquí sí son estrictos! No nos dejan sentarnos, no nos dejan hablar entre nosotras, no nos dejan tener agua para beber. Los primeros días, acostumbrada a beberme mi litro y medio de agua mientras trabajo, pasé tanta sed que me salieron pupas en la boca y todo... Tampoco se puede escuchar el mp3 mientras se trabaja a tienda cerrada...

Sólo son dos meses (¡de nuevo el 2!), y estoy bien aquí.... pero ya tengo muchas ganas de volver.

3 comentarios:

susireiki dijo...

a ver si estos dos meses se te pasan rapidillo!un besote.

Anónimo dijo...

como q el autobus el autobus!!!? y el coche que?!! a ver si lo usas, q se le ha de perder el miedooo! muas!
Mireia.

Nikki Fennel dijo...

Jajaja Eeeehhh! Haya calmaaaa! jejeje Que el coche sí lo cojo, pero para ir al centro de Terrassa no puedo llevarlo, porque están de obras y cuesta horrores aparcar, aparte que la mayoría es zona azul y no puedo salir a poner más dinero... Así que disculpa, ya ves porqué cojo el autobús... Pero con el coche ya he ido sola a Barcelona, a comprar por mi ciudad, le he puesto gasolina, un montón de aventuras jajaja ¡¡Un beso a cada una, wapas!!