martes, 24 de marzo de 2009

Tres dias en Valencia

El plan era muy sencillo: bajar a Barcelona la noche del sábado, aparcar mi coche por la zona de Sants, ir a la fiesta en la Discoteca Down, que acababa a las seis, echar un sueñecito en mi coche, desayunar a las ocho y coger el tren hacia Valencia a las nueve... Pero no contaba con que lo de aparcar fuera tan chungo... No porque no hubiera sitios, que los había, sino porque ¡todo el barrio es zona azul y verde! Para el domingo, no había problema, no se paga, pero no podría dejarlo el lunes y martes, me multarían o peor aún, se lo llevaría la grúa. Mis vueltas se fueron haciendo cada vez más amplias hasta que, harta ya tras casi dos horas de buscar, me fui a dejar el coche al descampado que conozco en la Meridiana, donde siempre encuentro sitio. Un poco antes de llegar al lugar en concreto, ya estaba dejando el coche bien aparcado en una calle cercana. Tomé un taxi hasta la discoteca. Las tres de la mañana... y la mochila que pesaba una barbaridad. Y el portátil, que acabé metiendo en la mochila... La chica del guardarropía se sorprendió de lo pesada que era. "Es que cuando salga me voy de viaje directamente desde aquí", le expliqué.


Me paso tres horas bailando sin parar, la fiesta estuvo genial. Viva el Red Bull y su efecto revitalizante... A las seis estoy medio muerta y la mochila me está matando mientras bajo andando de la Calle Beethoven/Diagonal hasta la estación de Sants a coger el tren, muy poco a poco, por el cansancio y porque tampoco quiero llegar demasiado pronto, porque entonces tendré que esperar mucho más... Desayuno generosamente en el restaurante Ars, que ya está lleno de viajeros hasta los topes. Luego compruebo por que vía saldrá mi tren. Cuando lo tengo claro, me siento en las sillas cercanas a la entrada al anden y aguardo.... A las ocho y media nos dejan entrar y a las nueve ya estoy en mi asiento del Euromed, que es estupendo, igual de aspecto y comodidad que el AVE, pero no tan rápido... Soy absolutamente incapaz de dormir en cualquier vehículo en movimiento, así que miro por la ventanilla y disfruto de una peli llamada "El club de lectura de Jane Austen" o algo así, a pesar de que yo jamás leí nada de ella, ni he visto las películas que han hecho de sus libros, es bastante distraida.

A las doce llego a Valencia. Domingo por la mañana, un sol de justicia, las calles están casi vacías: se han tirado toda la semana de fiestas con las Fallas y ayer terminaron... Hoy ya están desmontando lo poco que ha quedado... Me siento agotadísima, me tiembla todo el cuerpo, sólo estoy deseando llegar al hotel y dormir un rato.... La mochila, que apenas lleva una muda y unos zapatos, se me clava en el hombro, ya no se como llevarla... El trayecto hasta el hotel, a pie, son unos tres kilómetros. En cualquier otra ocasión sería pan comido, pero hoy se me hace eterno... Y no veas lo que calienta el sol, y yo con el anorak... Arf!


Las gárgolas del Puente del Reino, sobre el antiguo lecho del Turia, ahora un precioso parque.


El hotel está en la "Calle Menorca s/n" En mi mapa de Google me dice que al llegar a la Calle Menorca desde la Avenida de Francia "gire a la izquierda" y así lo hago. Y cuando ya casi he llegado al final de la calle, aún no he visto mi hotel. Con lo cansadísima que estoy, esto es como un castigo... Así que regreso a la intersección y esta vez giro a la derecha. Y al final de la calle lo encuentro. Es un enorme Centro Comercial llamado Aqua y entro con la boca abierta. ¡¡Woooaaaa!!! ¡Me encanta! Por el rabillo del ojo distingo un restaurante FrescCo en la esquina de la calle, ¡ideal para mi cena! y en la planta baja hay un supermercado de Mercadona, así que tendré de todo de lo que yo suelo comprar en casa muy a mano. Restaurantes, sitios de tapas, Buffet Libre, un McDonalds, cafeterías, un cine, una bolera, un gimnasio-spa urbano, todas las tiendas de ropa que puedas imaginar... ¡Dios!¡¡¡He muerto y he llegado al Paraisooooo!!! Mi hotel está en la cuarta planta del Centro Comercial. El Confortel Aqua en realidad son dos, un tres estrellas y un cuatro. Yo reservé para el primero (Hotel Hallazgo en Atrapalo.com, dos noches 75 €, una pasada de barato) pero resulta que lo tienen cerrado y me alojaron, por el mismo precio, en el segundo. Mi habitación es muy amplia, el baño es increíble. Tengo wi-fi gratis en la habitación y lo primerito que hago es conectar mi ordenador, deshacer la maleta, mandarle un mensaje a mi amigo Moriarty, correr las cortinas y quedarme traspuesta en la cama.... Es la una y pico... y hasta las siete y algo de la tarde no me despierto. El gusanillo de mi estómago se ha transformado en el león de la Metro y me ruge ferozmente. Mi ropa huele a la discoteca de anoche y al sudor del camino, pero me da igual, ya me arreglaré cuando vuelva de cenar.

El Centro Comercial Aqua, de noche


A esas horas soy la única cliente del FresCo, me zampo una ensalada a mi gusto con avidez, un pollo a la cazuela que estaba delicioso, muy tierno y sabroso, postre y un te. El chef, un chico jovencito de la Europa del Este no para de tirarme los tejos y de sonreirme. Jeje, hasta así de hecha polvo ligo, ya ves tú...

Hace unos dos años, conocí por Internet a un chico valenciano, Moriarty, y habíamos mantenido la amistad todo este tiempo, charlando a menudo, mandándonos fotos, haciéndonos confesiones de lo más íntimas. Ha sido uno de mis hombros favoritos (virtualmente) para llorar mis penas. Siempre me anima, me apoya, nos hacemos reír mutuamente. Lo dejé totalmente trastocado el día que le puse la cam jajaja... Es un amigo al que quiero de corazón. Pero no habíamos tenido la ocasión de encontrarnos en persona. Y teníamos ambos muchas ganas. Era más que evidente la tensión sexual entre nosotros. De ahí la razón de esta escapada a Valencia, como le había prometido en su recientemente celebrado cumpleaños, yo iba a ser su regalo este año...


De vuelta al hotel tras la cena, estuve un rato conectada al ordenador, esperando respuesta de mi amigo. A eso de las nueve por fin la recibí, contándome que había estado fuera y que acababa de llegar, que le apuntara la dirección del hotel y que se pasaría a verme. Se la envié y me fui corriendo para la ducha. "En diez minutos estoy ahí"... ¿¡cómo que diez minutos!? "dame al menos media hora, que me tengo que arreglar..." "imposible, ya estoy de camino, no te arregles mucho" ¡¡¡Aaaahhhh!!!! Vamos, creo que nunca me había vestido y pintado tan deprisa. No pasan ni dos segundos cuando acabo que ya está llamando a mi puerta. Le abro preguntando "¿cómo le dices a una chica que no se arregle?" con un falso enfado, pero se me escapa la risa... Nos abrazamos con ilusión, por fin. Joder, en persona es muy alto y corpulento (como a mi me gustan jeje) y muy guapo... tiene unos labios que me enamoran y una voz muy sexy que no me canso de escuchar. Pasamos un buen rato hablando, estirados en la cama, él me acaricia suavemente la espalda... Nos vamos acercando, sabía que iba a pasar y tampoco quiero evitarlo, me gusta mucho. Nos besamos, nos desnudamos el cuerpo y el alma, nos entregamos... Hacía tiempo que no disfrutaba tanto, las cosas que me hace y que me dice me enloquecen... Él acaba todo tembloroso y cubierto de sudor, pero sorprendido y maravillado. Nos duchamos juntos y nos reímos al abrazarnos, él me dice que nuestros cuerpos encajan a la perfección y yo me siento felíz y arropada entre sus fuertes brazos, apoyada en su amplio pecho. Querría quedarme así por siempre, o al menos que se quedara a dormir conmigo. Pero no puede ser. Es bastante tarde y Moriarty ha de madrugar para ir al trabajo y ha de pasar por su casa antes. Además no se siente del todo bien, está incubando un catarro o algo de gripe... Nos despedimos tiernamente hasta el día siguiente, en que volveremos a vernos cuando acabe su jornada. Me paso bastante rato viendo series en el portatil y, cuando por fin me meto en la cama, sólo puedo pensar en él...

El lunes me levanto a una hora prudente, cuando el Centro Comercial está abriendo sus puertas y bajo al super a comprarme cuatro cosillas que me hacían falta. Desayuno y luego salgo de paseo por Valencia. Me acompaña en mi mp3 una emisora local con esa música machacona que me gusta, Más Radio, que va alternando el castellano con el valenciano, que me suena muy divertido. La Ciudad de las Artes y Las Ciencias está justo al otro lado de la calle. Me deleito con su arquitectura. Como ya he comentado alguna vez, me chifla Santiago Calatrava y sus diseños tan hermosos. A mediodía le envié un sms a Moriarty preguntándole como estaba. Su resfriado había empeorado, pero lo llevaba con una sonrisa que no se le iba de la cara... Entonces me di cuenta de que yo también llevaba toda la mañana muy alegre... ¿Por que sería? jejeje






La luminosidad de la Ciutat de Les Arts es espectacular. Me hizo un día genial...


Me recorro todo el centro, a pie por supuesto, visitando sus monumentos más emblemáticos y disfrutando de sus calles y sus comercios. Compro algunos recuerdos de mi visita. Me sorprende lo bien vestidas que van las mujeres por aquí, veo mucha elegancia... En el Fnac me compro un par de Cd's y un libro que habla sobre el cómic de Watchmen. Como había desayunado bien y algo tarde, no tuve hambre hasta cerca de las cuatro de la tarde. Vuelvo hacia el hotel en autobús, pero antes me paso por el Centro Comercial El Saler, que está al otro lado de la calle, y como en un restaurante. No podía dejar pasar la ocasión de comer arroz en Valencia y la verdad es que el "arroz meloso con marisco" que me pido está riquísimo.

Las Torres de Quart, con sus cañonazos de la Guerra Civil

El "Miquelet"


Por la tarde, el mensaje de mi amigo es desesperanzador. Le ha subido la fiebre y se va para su casa, pues se encuentra fatal. Hasta su madre le ha dicho que va a ir a cuidarle, tan mal está... Le digo en broma que para el resfriado lo mejor es sudar, pero no creo que nos veamos ya. Pobrecito mio, la vida es así de injusta. Tanto tiempo esperando a conocernos, una noche tan buena juntos... y ahora se pone enfermo... ¿Ley de Murphy? Yo me quedo muy triste en el hotel, trasteando con mi ordenador. En un momento dado me emparanoio un poco, pues me parece oír alguien frente a mi habitación y creo distinguir una sombra que corta la luz que se ve por la ranura bajo la puerta... Me entra mucho miedo, pero luego me convenzo de que sólo son imaginaciones mías...


Puesto de recuerdos dentro de la Plaza de Toros. Atención al número de la puerta...

El martes, me despido del hotel y me voy, sin prisas, hacia la estación. La mochila, aunque lleva más cosas, ya no es tan pesada, he recuperado fuerzas. Me siento tranquila, relajada, alegre, me han sentado mejor estos tres días de escapada que la semana de vacaciones que pasé en casa. Le envío un último mensaje a Moriarty, deseando que esté mejor y diciéndole que seguiremos en contacto, que volveré a venir a verle. Me compro la comida en un McDonalds frente a la estación, pues mi tren sale a las dos y, como va haciendo paradas, no llegaré a Barcelona hasta casi las seis.

La estación de tren de Valencia, una joya modernista.


El Alaris es un asco. La película que me ponen ya la había visto, los asientos son incómodos, me hago daño en la rodilla la primera vez que me siento y me va molestando todo el camino. El tipo de delante mio no para de moverse y me agobia... Se me hace muy, muy largo.

Al llegar a la Ciudad Condal, me paso a buscar mi coche (que sigue, para mi alivio, en su sitio, perfectamente) y me doy una vuelta por el centro a hacer unos recados. Luego de camino a casa, me compro la cena en un Viena, así no habré de cocinar cuando llegue, porque seguro que Xavi no me ha preparado nada.

El último mensaje de Moriarty me dice que hoy ya es más persona y que soy un encanto, que siente mucho no haber podido estar más conmigo, pero que está seguro de que volveremos a vernos.

Estoy pensando que, quizás en Semana Santa, pueda escaparme otro par de días, a ver que le parece.... Yo me muero de ganas de volver a verle...


Un clásico, mi "posado con camiseta nueva" en el hotel. Roja, para variar jeje Una paella de Kukuxumuxu



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