domingo, 13 de julio de 2008

Viaje accidentado

A veces ir del punto A al punto B se convierte en toda una odisea. Eso es lo que viví para llegar de Terrassa a Cambrils. Había quedado con un amigo al que llamaré JP. Tenía toda la tarde por delante y esperaba llegar sobre las nueve. Una cenita, algo de fiesta, la noche por delante.... Diversión asegurada.
Cuando bajaba andando hacia la estación, el cielo estaba muy nublado y comenzaba a chispear. Iba con el tiempo muy justo para cambiar de tren en Sants-Estació. A medio camino la lluvia ya arreciaba, el tren ralentizó la marcha y llegué tarde al intercambio. Perdí el tren que había de coger.
Al acercarme a las taquillas para preguntar por el siguiente, me explicaron que las lineas hacia Tarragona estaban suspendidas por el mal tiempo, que allí estaba cayendo agua a mares. Lo más lejos que llegaban era hasta Sant Vicens de Calders, final de la linea de Cercanías.
Estuve esperando en el andén, intentando hablar con JP. Él es de Jaén, así que no se conoce mucho la zona. Quedamos en que intentaría recogerme en Sant Vicens, aunque no sabía dónde estaba y tendría que esperar a las nueve que saliera de trabajar... Llegué allí sobre las ocho de la tarde. Suerte que llevaba un libro para leer y pasar el rato. Me dió mucha pena por los guiris que esperaban llegar a Tarragona, a Port Aventura o incluso continuar camino hacia Valencia y que tenían una pinta de perdidos y tristes...
Una hora más tarde, anunciaron que pasaría un tren que nos llevaría hasta Tarragona y Reus. Yo me quedaba en la primera. Avisé a mi amigo que me iba acercando poco a poco a su posición, que todavía no hiciera por recogerme. Después de veinte minutos bajo la lluvia, aparece nuestro transporte, cargado como si fueramos ganado, apretados a tope.
Algo más de media hora y por fin estoy en Tarragona. Nada más llegar, por los altavoces comienzan a anunciar que en la via ocho han preparado un tren que saldrá desde allí hacia Salou, Cambrils y Tortosa. ¡Genial! Voy al paso subterráneo para cruzar hasta la via ocho y ups! está de agua hasta arriba, como no pase nadando... Le pregunto a un empleado de la estación: "Perdón, ¿para llegar a la via ocho?" "¿La via ocho?" me dice mirando al horizonte "¡Imposible!" Joer! Por un momento pensé que me iba a decir que no existía... "Disculpa, pero es que lo están anunciando por megafonía..." "Pues tendreis que cruzar por las vías..." Trago saliva... ¡qué miedo! Está oscuro, sigue lloviendo, siguen pasando trenes de mercancias y de largo recorrido... Esto es jugarse el tipo.
Justo en ese momento, me suena el movil. Mi amigo JP me dice que no me mueva de donde estoy, que Tarragona sí la conoce y que viene a buscarme ya. Me siento dentro y converso con una familia de Córdoba que vienen de Disneyland París, tienen dos crios muy simpáticos que me cuentan lo bien que se lo han pasado. Cuando aparece mi amigo, son casi las once de la noche.
Encontramos un bonito restaurante italiano en la Rambla, nos mojamos para llegar desde el parking hasta la puerta. Como no hay mucha hambre, nos pedimos un par de ensaladas muy completitas y un café. Su hijo se ha quedado en su casa y no para de llamarle al movil para preguntarle qué está haciendo, como si el padre fuera él, que gracioso. Hablamos un montón, me dice que soy una chica muy valiente. Él es policia y ve muchas cosas feas en su trabajo, así que sabe de que habla. Por cierto que me recuerda mucho a Vic McKey, el poli superduro de The Shield jajaja Luego nos vamos de copas por el puerto. Me encanta su humor un poco ácido. Sale un rato solo a la calle, a llamar, me dice. Supongo que le echa bronca a su chaval, porque no vuelve a sonar su movil en toda la noche.
No conocemos ningún sitio donde dormir, no podemos ir a su casa, la mia pilla muy lejos, así que terminamos aparcados en una cuneta junto a un bosque, en la parte de atras de su coche, charlando, dormitando, no me hizo el test de alcoholemia porque yo no bebo... pero sí me hizo soplar jajaja A las cinco de la mañana, me acerca de nuevo a la estación. Él pasará a ducharse y cambiarse y de nuevo a trabajar. Mi tren no pasa hasta las siete. Bendito libro de nuevo.
Hago mis cálculos y espero estar en Terrassa de nuevo sobre las nueve y pico. Pero a medio camino, otra sorpresa. Ya me siento como Ulises.
En Gavà, un tren ha arrollado a un hombre. Nos tienen detenidos casi una hora. Al pasar por la estación, vemos cómo la policia recoje los trozos en bolsas. Ecs!
Llego a casa muy tarde, me meto directamente en la cama. Antes de quedarme dormida pienso: ¡quiero mi cocheeeee!

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