sábado, 6 de septiembre de 2008

Wally is in da house

Una de las cosas que tengo pendientes de hacer antes de morir (o de hacerme demasiado vieja) es visitar Ibiza, la Isla Blanca. Desde que era muy niña soñaba con bailar en sus famosas discotecas, oía hablar de la gente guapa que llenaba sus calles en las noches estivales y quería estar allí para verlo, ser parte de todo ello. Ibiza es sinónimo de diversión.

Playa por la mañana, siesta por la tarde, fiesta por la noche. Collares de cuentas de colores, abanicos, vestidos blancos y vaporosos, cuerpos increíbles con poca ropa brillando cubiertos de sudor mientras se mueven al ritmo que marcan los mejores DJ's del mundo... Pero nunca tuve la ocasión de ir. No hice viaje de fin de curso y cuando conocí a Fran, mis sueños pasaron a un segundo término para ir cumpliendo los suyos... Hace más de un año ya que me separé y mis primeras vacaciones se las he dedicado a Madrid, porque me apetecía. Pero las próximas...

Y, ya que, de momento, yo no voy a Ibiza, Ibiza a venido a mi ciudad.

Cuando llegué ayer noche al Faktoria d'Arts, un pequeño local de aspecto bohemio en la Calle de La Rasa, al ver el poco movimiento que había en la calle pensé que quizás la actuación se había suspendido. Le pregunté al portero de la entrada y me confirmó que estaba a punto de empezar. Así que entré y me acomodé en un rinconcillo de la pequeña y oscura sala, observando a la variopinta gente congregada. Una pequeña barra, una zona con mesas y asientos, una zona de ocio y un escenario vacío.... No terminaba de entender dónde pondrían al DJ en un sitio tan reducido y, de repente, flooooossssshhhh!!!!.....
Las paredes del fondo se separaron, mostrando una pista de baile inmensa, el local continuaba, era el triple de grande, había dos barras más y mucho sitio para la gente que iba llegando sin parar. Hasta un podio en el centro.
La música que empezó a sonar era realmente genial, house del bueno, y era imposible quedarse quieto. En el fondo de la sala, sobre una tarima, una grandiosa cabina. Las luces marcaban los ritmos de una forma espectacular. Uauuu! ¡Eso sí era una disco! Me trajo muchísimos recuerdos de mis tiempos de "Tercera Fase" (que era mi discoteca, con 18 añitos).
Yo contemplaba asombrada a la multitud: chicos increíbles, algunos atrevidos, con cuerpazos de infarto y vestimenta osada y moderna; otros tímidos, con gafitas, con aspecto de universitario empollón con pasta, pero todos guapísimos; chicas bellísimas con tipos esculturales y modelazos de revista, parecía que habían venido a un desfile en vez de a bailar, y yo pensando para mis adentros "¡¿¡Dónde se mete toda esta gente durante el día!?! ¿Y son de Terrassa y alrededores? ¡Bufff! ¡Que ganado más buenooo!" Le eché el ojo a más de uno y creo que gusté a bastantes... pero yo había ido a bailar y a ver al gran DJ de Ibiza y no estuve por la labor de cazar, quería estar al 100% atenta cuando él apareciese y nos deleitase con su música, tener un pequeño atisbo de lo que podría vivir en Ibiza... No se quién era el chico que pinchaba antes pero era un autentico maestro. Disfruté de lo lindo. No paré de bailar. Pero a quien esperábamos todos era a otro...
Un grupo de chicos traían camisetas blancas del Space de Ibiza en las que se leía: "¿Dónde está Wally?". Y la verdad es que el Sr. Wally López nos hizo esperar. Había oído maravillas sobre él y sus canciones en la radio me gustan mucho, así que estaba segura de que me lo iba a pasar super bien.
Ya eran cerca de las dos cuando Wally empezó su sesión. Siento decir que me decepcionó un poquito. Lo encontré repetitivo y falto de imaginación. A pesar de que no me gustara tanto como el DJ anterior (¡qué pena no haberme quedado con su nombre!) continué bailando hasta más de las cuatro, esperando a ver si ponía la de "Burning inside" que me chifla, pero no lo hizo, y ya rendida me fui para casa.
El camino es cuesta arriba y los pies me estaban matando a pesar de que me había puesto unas cómodas sandalias planas de estilo "romano". El último tramo hasta llegar a mi casa lo hice descalza, caminando con los pies desnudos sobre el rugoso y fresco asfalto, los zapatos columpiándose en mi mano, a veces por el centro de la desierta calle, notando la curiosa textura en mis plantas doloridas, sintiéndome cansada y feliz.
Cuando se baila a gusto es tan bueno como el sexo... y te deja igual de agotado jeje.



1 comentario:

AGRA dijo...

¡Arriba la fiesta! Guauuuuuu Nikki. Me has dejado agotada pensando en esa fiesta, imaginándome bailando toda la noche a tu lado, sin parar. Subiéndonos al podium y estar toda la noche de fiesta. Seguramente al terminar también mis zapatos caerían en mis manos y disfrutaríamos juntas del caliente asfalto de la ciudad ;)
Por cierto, yo tampoco he ido a Ibiza...ummmmm avisa, avisa jejeje
Besitos ;)