martes, 24 de febrero de 2009

Regalo de cumpleaños

El domingo fue mi cumpleaños. Lo celebré con una rica "calçotada" en la Masía Can Palet, una auténtica casa de pagés reconvertida en restaurante en medio de unos bonitos jardines, en plena ciudad de Terrassa, invitando a mis amigos Gonzalo y Xavi. También invité a S, pero ya había hecho planes para ir al Carnaval de Sitges y no pudo venir. Para los que no lo sepan, los "calçots" son como unas cebolletas largas que se cuecen a fuego vivo hasta que quedan quemados por fuera pero tiernos por dentro, se sirven sobre una teja para que conserven el calor y se comen pelando la capa quemada y mojándolos en una salsa muy rica hecha con almendras, con los dedos, levantándolos sobre tu cabeza para introducirlos en la boca. Es por eso que casi siempre se comen con babero (y guantes de plástico para los que no se quieren manchar las manos). Es algo muy típico en Cataluña por estas fechas, sobre todo en la zona de Valls (Tarragona). Estan muy ricos, son un vicio, te vas comiendo uno tras otro sin darte cuenta. Después de los "calçots", nos pusieron un montón de carne a la brasa con allioli y luego postre, café y una copa de cava. No quise encargar una tarta porque no quería pasar la vergüenza de tener que soplar velitas y que me cantaran... A eso de las cinco, Gonzalo se fue para su casa y nosotros a la nuestra.




Hablando por la noche con mi amigo Jordi por el Messenger, le confesé que nadie me había regalado nada. A él le pareció fatal y me dijo que podía ser que tuviera una sorpresa en días venideros..


Estuve esperando todo el lunes, pero nada pasó...


Hoy, a media mañana, de repente aparece un mensajero en mi super, preguntando por mi... y me hace entrega de un fabuloso ramo de flores. Las compañeras no paraban de preguntar quién me lo mandaba... Y yo mas orgullosa que nadie, poniendo mis flores en una cubitera con agua en los vestuarios. Las acompañaba una tarjeta: "Amore, Felíz Cumpleaños. Siempre dulce, Jordi". Le mandé un mensaje al momento, agradeciéndole el detalle. Sólo una vez me habían regalado un ramo de flores: mis padres cuando cumplí los treinta me trajeron a casa treinta rosas rojas. Así que me ha hecho mucha ilusión. La lástima es que duren tan poco. En casa las he puesto en una vieja pecera redonda que guardaba en el mueble del comedor. De momento Musa no ha intentado comerselas...





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